viernes, 9 de diciembre de 2011

Yoga I

Yoga. Filosofía corporal.
Aprendí Yoga con maestras excepcionales. Comencé la práctica con Graciela Ottavis. En sus clases mis corazas corporales comenzaron a disolverse en el marco de su calidez y creatividad. Allí surgió la fascinación por esta actividad que involucra todos los planos del ser cuando es encarada con el conocimiento y la apertura necesarios para un trabajo profundo y productivo.
La Asociación de Amigos de la Cultura Yoga estaba presidida por Susana Balech, una Maestra, que nucleó a su alrededor un conjunto de personas altamente calificadas pero con la sensibilidad y el interés por la investigación y el crecimiento de cada uno de los que tuvimos el privilegio de ser sus alumnos.
Voy a contar lo que viví, lo que aprendí allí de mi misma, esa filosofía enraizada en el cuerpo que se hace vivencia porque sólo así se puede conocer. Y cómo eso se volcó en mi vida, cambiándola.
Susana siempre insistió en una aproximación a la práctica desde un lugar de no esfuerzo. La medida, siempre fue su lema. La medida del día de hoy, que no involucra un límite si no una aceptación, punto de partida para el verdadero cambio. La limitación que trabaja sobre si para volverla motor, palanca abordada con suavidad, preguntándole al cuerpo, tomando conciencia de él, respetándolo para que entregue sus secretos con delicadeza.
Espontáneamente, en una de sus clases, bajando de un sarvángasana ( la vela o paro de hombros), al pasar por el apoyo lumbar, estalló en mi conciencia el trauma que había originado mi lordosis. El recuerdo completo estaba allí guardado. Imágenes, sonidos, olores, cada detalle había quedado fijado en las células con nitidez absoluta. El vestido de mi madre, la sensación de ahogo en el agua, el olor del cloro de la pileta, el movimiento por salir, todo estaba tan presente como en el día que sucedió con mis cuatro años. Y el trauma empezó a disolverse, física y emocionalmente. La vivencia grabada en la memoria del cuerpo detonó la comprensión del punto y abrió la puerta para la investigación de cuánto más había escondido a la conciencia allí.
Un mundo nuevo pero, en realidad, tan viejo como la historia de la materia.
(Sarvangásana: postura o asana de Yoga)

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