viernes, 9 de diciembre de 2011

Sachsayguamán


Sachsayhuamán. Los tres niveles.
Paisaje ciclópeo. Enormes rocas de muchos ángulos que sostienen el peso de las centurias, dando testimonio de recursos desconocidos.
Forman tres terrazas o niveles asociados simbólicamente a tres animales.
El primero, la serpiente, se relaciona con el mundo subterráneo, lo inconciente, , la muerte, lo intraterreno. Su conquista abre a la sabiduría.


El segundo, el puma, es el mundo de la forma, la vida que conocemos con sus luchas, competencias, estrategias de supervivencia. El solitario que busca su dominio y lo sostiene.
El tercer nivel, el cóndor. El rey de las alturas, el Espíritu. El hombre que se eleva sobre su propia condición en busca de la cumbre anhelada. Su visión es total y abarcante.
La triple defensa rodea el templo del Sol, cuyas ruinas todavía conmueven por su contenido y magnitud.
En lo personal, esos niveles me hablaron de la integración de los aspectos de la mente. Inconciente, Conciencia de vigilia y Supraconciente. Integración total es la clave de la experiencia.
Toda la civilización inca habla, aún hoy, de este concepto, aplicándolo a pueblos, cultos, costumbres. Como sus piedras perfectamente amalgamadas que son, al mismo tiempo, templo, fortaleza, sede de gobierno, de donde nace la dirigencia correcta. Mirando al Sol como Dios dador con el ritmo de la Pachamama, Diosa generadora.
Subir peldaño a peldaño , buscando la iluminación. En el silencio interior la integración comenzó a traspasar planos, mental, emocional para instalarse en el ADN. La célula recibía gozosa en encuentro con las demás en vibración de unidad. En sanación convoqué esta fuerza hacia los seres queridos, la familia y el grupo de trabajo.
El guía susurró en el oído “Que el silencio interior te acompañe, que la Maestria sea en tu vida”.


Y la ascensión comenzó. Escalones que llevaron a la comprensión, la facilidad, la serenidad y la aspiración. La gran serpiente entregó el umbral y en la explanada esperaba el sol.
En el segundo tramo el silencio era sólido. Escalón por escalón, en el marco de la piedra milenaria estalló la Alegria. Generar para dar. Sin pensamiento, por contacto. La Vida entregando su gozo.
Para recorrer el tercer tramo había dos caminos. Elegí el directo. Solo escuchaba el sonido de mi propio corazón. Las manos de llenaron de conciencia. Se volvieron una forma de conocimiento y acción.
Al llegar arranqué una flor amarilla. El sol florecido en la piedra será mi compañía en el descenso.
Lo hice por el otro camino para integrar lo externo y lo interno, lo femenino y lo masculino, arriba y abajo.
A lo lejos, bajo un cielo despejado, dos alpacas, una blanca y una negra dibujando la danza de la vida.


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