domingo, 21 de octubre de 2012

¡Y por qué la conciencia?




A través de la historia vemos civilizaciones que aparecen, se desarrollan en apoyo de valores o ideas que parecen solucionarlo todo para luego caer estrepitosamente en una desintegración que no deja ningún avance real.

En la Antigua Grecia, en el Medioevo o ahora, las condiciones de la vida humana son las mismas solo que en nuestro tiempo se vive en el marco de una tecnología avanzada que no impide que haya violencia, caos, miseria y enfermedad en todos los pueblos.

El dolor sigue siendo el anillo que ahoga al hombre en su humanidad.; no importa su clase social o económica, ni su saber o ignorancia, ni su fe o ateismo.

Aquellos que se engañaron en pos de una idea que lo iba a cambiar todo hacia un mundo mejor vieron sus ilusiones caer en el vacío que la propia condición del hombre tiene en su naturaleza. Podemos nombrarlas de mil maneras, ansia de poder, codicia, vulnerabilidad ante la enfermedad o el accidente, desencanto, todas son caras de la misma incapacidad y la ilusión es el disfraz de la mentira.

“Las condiciones en las que los hombres viven sobre la tierra son el resultado de sus estado de Conciencia. Querer cambiar las condiciones sin cambiar la Conciencia es una vana quimera”.

Lo único que el hombre puede cambiar es a si mismo pero esta es una tarea que nunca se emprende. Cambiar ¿Qué? ¿Es adherir a aquella o esta disciplina? ¿A este o aquel valor?¿O tal vez amoldarse a aquello que se considera un ideal? No es este el camino.

El que decide construir un comedor infantil, esparcir una religión, predicar un conocimiento, lo hace en el fondo porque cree saber mejor que los demás lo que debe hacerse o no.

Se pueden organizar grandes movimientos par mejorar la salud de los pobres, por ejemplo, pero eso no impedirá que la gente se enferme. Al contrario, se sentirá animada a caer enferma. Se puede “servir a la Humanidad” luchando contra la pobreza pero eso no mejorará la condición de los atendidos antes generará aún más rencor y violencia. No hace falta más que abrir los diarios para comprobarlo.

De hecho la primera humanidad que nos concierne es la propia y el primer desafío es encontrar en uno mismo la posibilidad de cambiar la capacidad de sufrir en una certeza de ser feliz.

Allí, en ese algo sufriente en el hombre que se muestra bajo todos los hábitos, vocabularios, profesiones, discursos, que se oculta en un paraíso social o religioso está el secreto de la transformación.

Para acabar con el dolor ese dolor es el instrumento, la palanca que mueve. En el fondo mismo del dolor está el secreto que no conduce al hundimiento y la derrota sino que acerca al corazón de un “mejor” que no se había previsto.

“En ningún medio exterior de mejora material o de transformación total reside la verdadera evolución progresiva, lo que puede llevar al hombre hacia la dicha a la que tiene perfecto derecho. Son los perfeccionamientos individuales, interiores y profundos los que constituyen el progreso real, y que pueden transformar totalmente el estado actual de las cosas.”

En la propia selva interior es donde se busca desarmar los núcleos que forman la estructura de cada uno; aquello que denominamos “Yo” y que está elaborado en base a transmisión de patrones ancestrales (familiares y culturales), hábitos consolidados como respuesta efectiva a una situación que se supone resuelta pero que solo es respuesta de alguna clase de memoria activada como defensa, estructuras elementales que nos fueron transmitidas por el ideal filosófico, religioso o económico y que, se supone, van a proveer a nuestro bien; todo ello apoyado en una genética que se dice determinante absoluta, pero frente a la cual el efecto placevo en sus últimos estudios plantea , cuando menos, una duda seria como el efecto de la mente sobre la materia.

Toda esta intrincada maraña responde siempre sobre una base de acción: el conflicto, en su infinita gama de variables por ejemplo entre lo que se siente y lo que se piensa, entre lo que se supone “propio” y lo del “otro”. Si se observan detenidamente las relaciones humanas se verá que es una serie gigantesca de agresiones y competencias más o menos disimuladas con algunos pequeños oasis, momentáneos y efímeros de paz y encuentro; donde pues para que alguien gane otro tiene que perder, ya sea en el ámbito familiar, social, nacional o planetario.

¿Dónde se enraíza el conflicto? En el hombre o la mujer mismos. Por eso cada situación de la propia vida espeja cómo nos relacionamos con nosotros mismos en primer lugar y de allí con otro; cómo la ilusión proyecta sobre ese otro nuestras carencias en una elección condicionada por todo tipo de patrones.

Todos los vínculos humanos están teñidos de esta agrisada mezcolanza de creencias y emociones que llamamos “Yo”.

Para desarmarla es necesaria la búsqueda seria de la claridad interior; una por una las raíces de ese dolor que confunde son desenterradas de la inconciencia y expuestas a la luz de la comprensión, de la aceptación y luego y solo luego, de la transformación.

¿Donde se ve si el cambio tiene resultados? En la propia vida sencilla de cada día porque al desarmar las piezas del conflicto entero de cada uno cambia el entorno familiar, social, cambiando las elecciones y metas de vida y cambiando hasta la manera de mirar la muerte.

Pero como siempre lo mas profundo es lo ultimo que se descubre, lo primitivo u original es lo ultimo en emerger de la obstrucción.

“El obstáculo coincide con la razón misma de la obra a realizar; es el estado de imperfección actual de la materia física… Tenemos que caminar constantemente a la conquista de ese trasfondo de inconciencia universal y a través de nuestro organismo, transformarlo poco a poco en conciencia luminosa”.

No es tarea para débiles ni para cobardes, es enfrentar las raíces del dolor y de la muerte para arrebatarles su presa. Es también una tarea de silencio  llevada a cabo en lo profundo del ser, que solo se evidencia en el cambio sutil de lo vibratorio. Donde hay circo la evolución esta ausente.



            “Mire el mundo y perdí el Yo
              Y cuando encontré el Yo, perdí el mundo
             Perdí mis otros yoes y el cuerpo de Dios
             El lazo entre lo finito y lo infinito
             El puente entre las apariencias y la Verdad”.

                                                     Savitri 5.3.407

Es el llamado a la mutación humana, de “dentro a afuera” tal es la verdadera ley. “Es gracias a lo peor como se puede encontrar lo mejor y es gracias a lo mejor como se puede transformar lo peor.”

            Es la aventura última del hombre.

            “He cavado mucho tiempo, profundamente
             En un horror de fango y lodo
             Un surco para la canción de un río de oro
             Una morada para un fuego inmortal.”








domingo, 14 de octubre de 2012

Cuerpo-Mente. Un aporte de Yoga


El trabajo como profesora de Yoga aproxima a la observación de los cambios psicofísicos que se producen en aquellas personas que sostienen una práctica.
En este campo el aporte de la Profesora Susana Balech es de inestimable valor en su apoyo al desarrollo de la sensibilidad que no se conoce.

Para facilitar y enriquecer la práctica se busca, también, el apoyo de técnicas psicofísicas.
El trabajo ideado por el Dr. Moshe Feldenkrais resulta particularmente enriquecedor por su relación entre autoconciencia y movimiento.

“Debido a la estrecha proximidad existente entre la corteza motriz y las estructuras cerebrales relacionadas con el pensamientoy el sentimiento, así como a la tendencia de un sector cerebral a propagarse hacia los tejidos vecinos, un cambio radical en la corteza motriz no puede sino tener efectos paralelos sobre el pensamiento y el sentimiento”.

La noción de “uso” es desarrollado por Alexander, uno de cuyos principios sostiene que el uso afecta la función. Cuando se comprende la complejidad del concepto “uso” se da uno cuenta de la profundidad de este principio. Dado que el uso determina el funcionamiento, un uso defectuoso implica un funcionamiento defectuoso.
Un ejemplo de esto puede ser el niño que imita la postura del padre. Aprende a pararse como su padre llevando los hombros arriba y atrás lo que dificulta la respiración e inhibe la libre movilidad de caderas y rodillas. El padre quizás tarda décadas en lograr semejante mal uso, pero el niño lo adquiere tempranamente y esto afectará su personalidad y su forma de relación a lo largo de su vida.

En este punto del trabajo debe uno replantearse qué entiende por “cuerpo” y “mente”.

A la luz de la física quántica la materia dista mucho de lo que creía Descartes o Newton, o sea un ordenado sistema parecido a bolas de billar actuando entre si como un mecanismo de relojería.
Lo más importante que dice ella respecto a la índole de la materia y tal vez del ser, es su descripción de onda / partícula. A nivel subatómico todo puede describirse como partícula sólida o como onda, o sea que la naturaleza de las cosas es básicamente dual, simultáneamente.

Esto se afirma en el Principio de Incertidumbre de Heisenberg, y desde allí hace una entrada al lenguaje de psicólogos y sociólogos que llevan la expresión “salto quántico” para denominar un cambio rápido.

 Es la teoría física más exitosa que se haya logrado. Puede predecir resultados experimentales correctos con una precisión de varios puntos decimales.
El Principio de complementación afirma que cada manera de describir al ser, tanto como onda como partícula, complementa a la otra y solo se obtiene un cuadro total cuando se les trata “en paquete”. También actúan así los hemisferios cerebrales derecho e izquierdo, proporcionando cada uno un tipo de información de la que carece el otro.

En esta física ningún estado es completo por sí solo y ambos son necesarios para ofrecer un cuadro completo de la realidad, pero nunca pueden ser enfocados simultáneamente.
Esto condensa el problema filosófico central: la esencia misma de la realidad.

Pero existe un punto más igualmente importante a tener en cuenta y es que: los fenómenos quánticos no observados son totalmente diferentes de los observados. Esto parece sugerir que la conciencia es un importante eslabón entre el mundo del quantum y la realidad cotidiana.
“Todo el proyecto de definir un nuevo yo cuántico, descansa en argüir que la física cuántica y, particularmente, un modelo de conciencia basado en la mecánica cuántica, nos permite vernos a nosotros mismos, o a nuestras almas, si se prefiere como socios en los procesos de la naturaleza en la materia como de la materia” dice Danah Zohar, licenciada en física y filosofía del Instituto Tecnológico de Massachusetts.

Con respecto al mundo físico esa “realidad” que cada vez se torna más unificada con aquella otra de la conciencia, al punto que no se puede reconocer donde comienza una y termina la otra, nuestros átomos son, parafraseando a Carl Sagan, “cenizas de estrellas enfriadas”, ya que los elementos que componen nuestro cuerpo biológico son los mismos que están presentes en todo cuerpo celeste, planeta o estrella.
Sería interesante que se desarrollara una biología que tuviera en cuenta la presencia e influencia de minerales y elementos sobre, no sólo la salud, sino sobre las conductas. Como un aporte a ello se ha observado el efecto provocado por el hierro en altas cantidades en el entorno con el nivel de violencia de las personas expuestas a ello (militares, obreros de la metalúrgica, etc).

Cuando se trabaja con la psicofísica desde la sensibilidad, uno descubre la unión de uso y función, se observa el cambio en la persona para consigo misma y para con su entorno, llámese vínculos o circunstancias, se observan las modificaciones con respecto a estructuras y valores, como también el reconocimiento del propio ser, comienza a hacerse presente la Unidad.

Pareciera como si la mente lo hubiese fragmentado todo en su intento de explicar, como si se viviera en relación a una idea del Universo pero no con el hecho del Universo.

Sin embargo bajo todo ello subyace una Totalidad imperturbable que solo espera ser descubierta.

Dicen las tradiciones védicas: “Un dios átomo duerme en cada piedra, despierta en cada planta, se mueve en cada animal piensa en cada hombre y ama en cada ángel”.

El Infinitesimal se junta con el Infinito.