martes, 28 de febrero de 2012

Una sociedad sin frenos

Un tren sin frenos mata 51 personas.
Cuántas muertes más serán necesarias para poner freno a las conductas que provocaron esta tragedia??

En la televisión se debatía la responsabilidad del hecho.
 Un programa político apuntaba a distinguir qué tipo de conducción pondría remedio a esta situación que sigue vigente y que causará más muertes allí, en otros medios de transportes o en las rutas rotas. Si debía ser estatal o privada, como si alguna de las dos hubiera, alguna vez, funcionado para la gente.

Cuando un señor, de cualquier línea, se sienta detrás de un escritorio y cuanto más grande el despacho peor; se olvida de las personas. Pasan a ser números de sus estadísticas, pierden identidad para ser "público consumidor" o sea una masa informe que habilita el negocio.
 Todo se subordina a privilegiar la ganancia económica o de poder,no importa si las personas enferman, sufren o mueren.
Es un daño colateral mientras las cuentas propias cierren. La corrupción es una forma de violencia sorda y oculta pero letal.

En ese mismo programa se hablaba de sanción.
 Personal, social, la sanción no existe porque a nadie le importa demasiado. A la semana otra noticia, otras muertes, otra cadena de corrupción levanta polvareda nuevamente en este acostumbrado consumo de violencia que se ha vuelto tan habitual que parece normal.
Miles de años de historia lo prueban, las leyes no se cumplen a lo largo de las civilizaciones.
 No han logrado hacer que el hombre entienda que mi bien y el bien común son un solo bien.

El factor común en todo esto son los seres humanos que son los protagonistas.
 Que es Ud, que soy yo, que somos todos.
Este "todos" parece la clave. Lo que le pasa a uno de nosotros nos pasa a todos. Se dice mucho pero no se siente cierto hasta que duele en el "mi".

Es un problema de conciencia.
Tenemos los problemas que corresponden a nuestro nivel de conciencia. Mientras no se cambie esto nos moveremos en un péndulo que busca salidas en puertas cerradas porque es la condición humana la que debe cambiar.
Nos pasa en lo diario, en lo político, en lo ambiental.
 Agregue Ud. su propia lista.

Como con la orquesta del Titanic el mundo colapsa mientras los entretenimientos hacen cada vez más ruido.

Ese ruido nos habrá dejado sordos al dolor?

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