La medida...siempre la medida.
Con el transcurrir de la vida cada vez siento más la importancia de la medida. Cuánto de cada cosa? Hasta dónde poner en juego el recurso?
Ver, con claridad, cómo una virtud puede, al exagerarse, convertirse en un obstáculo, la cualidad en una trampa, la ventaja en debilidad.
Ejemplos hay muchos. Ese compañero de oficina que con su sinceridad se vuelve desconsiderado. Esa pareja que sedujo con su carisma, hoy tiene rasgos fuertemente manipuladores. El jefe que, tratando de garantizar su seguridad, se vuelve testarudo. O uno mismo que por exceso de análisis se cubre de una nube de pesimismo frente a la complicación, perdiendo la alegría en un recodo del camino.
Es como la mitad oscura de la verdad. Una cara es beneficio, virtud, fortaleza. Lo mismo, fuera de medida por convencimiento, por hábito, aún por experiencia, se da vuelta y todo lo complica.
El adversario escondido en el exceso del propio rasgo.
La lealtad exacerbada se vuelve ceguera y arruina lo que protege. El optimismo desmedido se aparta de la realidad. La resolución que gira hacia la obstinación. Y.. la lista puede seguir, cada fortaleza tiene su contracara.
Cómo desarrollar el equilibrio, cómo evitar las propias trampas?
Tal vez lo primero sería saber si se desea ese avance. Muchos adhieren a sus rasgos buscando la identidad en el marco de sus características y el uso sistemático de ellos les genera seguridad.
Otros buscan el cambio cuando lo habitual no resulta satisfactorio.
En todo exceso hay una trampa que no es fácil de avisorar, disimulada como está de fortaleza.
La medida solo aparece con la reflexión, ese espacio-tiempo preciso para descubrir la dinámica perfectamente inestable del equilibrio.
Hay un punto de tensión en la forma unidireccional de sostener una actitud, una forma que avisa del colapso en otra dirección. Puede anticiparse y saltar a la comprensión y el cambio o dejar que el quiebre avise.
Reflexiones, solo reflexiones que van surgiendo mientras vivo y miro el vivir de los otros.
martes, 12 de junio de 2012
lunes, 4 de junio de 2012
Relaciones "bonsai"
Hay personas que se relacionan con otras de una manera "bonsai".No me refiero a la cultura japonesa que milenariamente ha desarrollado esta técnica. Desconozco su tradición por lo tanto no opino.
Me refiero a personas de una formación semejante a la mia que la ponen en práctica y no solamente con plantas.
Para cultivar un "bonshai" hay que tomar una semilla normal de un árbol, plantarla y producirle stress hídrico para que se desarrolle muy limitadamente.
De igual manera algunos parten, en la relación, disponiendo de todo el potencial (semilla) pero acotan su desarrollo a un tamaño "manejable"?. Por temor? Por egoismo? Por comodidad?.
Luego se toman las ramitas que van creciendo recortándolas sistemáticamente para darle una forma determinada.
En la relación son los tiempos compartidos, las expresiones de afecto, las respuestas, las que sufren este proceso.
Que el otro no sepa de mi. Siempre hay cálculo. Siempre hay estrategia. Y no me refiero a negocios aunque pareciera que el afecto tambien lo es. Amigos, pareja, hijos, todos los vínculos se manejan asi.
Todo brote que no configure el esquema es suprimido.
Tambien sus tallos se tuercen, una y otra vez, para lograr el efecto deseado que es .... decorativo?
Cada movimiento de la relación se acota asi a un propósito. El producto primario es el sufrimiento.
En el universo privado de los sentimientos lo natural se subordina a una expresión mínima y condicionada.
Cuál es la causa? Es el miedo a perder espacios propios, es el egoismo que impide la entrega, es el cálculo
que evita a priori la posibilidad del dolor?
Lo cierto es que en este proceso de condicionar las relaciones estará siempre ausente el potencial, la expresión
propia, la espontaneidad y el gozo.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)
